1. Inflación y pobreza

La economía llega a la elección legislativa de hoy en una mejor posición en materia de inflación y de pobreza que la que tenía el oficialismo en las legislativas de 2019, 2021 y 2023, lo que constituye su principal activo político. La pobreza del semestre anterior a las elecciones alcanzó al 31,6% de la población (versus 40,6% en 2021, por ejemplo), y la inflación anualizada del trimestre previo a votar es del 26% versus 232% en la elección de 2023, indica un reporte elaborado por Invecq Consultora Económica. Sin embargo, enfrenta un escenario menos favorable en términos de actividad económica, salarios reales y empleo, lo que acota la percepción de recuperación en amplios sectores de la población. Los argentinos tratan de establecer si las correcciones cambiarias tendrán algún impacto mayor en la inflación, que lleve a que la tasa se ubique por encima Según Quantum, el bajo “pass through” o traslado a precios minoristas (los que mide el índice de Precios al Consumidor, IPC, cuya variación determina la inflación general), “se asocia a diversos factores, entre ellos la política monetaria fuertemente contractiva, que se tradujo en altas tasas reales de interés, impactando en la desaceleración de la actividad económica y reduciendo la capacidad de las empresas de ajustar sus precios en diversos sectores”.

2. Actividad

Si bien el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la actividad económica registró en agosto un leve repunte de 0,3% mensual, esto se da tras tres meses consecutivos de caídas en mayo (-0,2%), junio (-0,6%) y julio (-0,1%). Al observar el promedio móvil trimestral de la actividad económica -que ayuda a ver la tendencia real más allá de las oscilaciones mensuales-, se evidencia un estancamiento con leve tendencia bajista (el último dato estuvo -1,1% por debajo del nivel de febrero de este año). Pese a ello, el efecto de arrastre estadístico mantiene al acumulado de enero-agosto con un crecimiento de 5,2% interanual, y de mantenerse en el nivel actual de actividad hasta fin de año, el PBI de 2025 cerraría con una expansión cercana al 4%, puntualiza la consultora que encabeza el economista Esteban Domecq.

3. Ganadores y perdedores

Además del estancamiento de 2025, lo que se observa es una marcada heterogeneidad entre sectores. Si se compara el nivel de actividad de agosto de 2025 con el de noviembre de 2023 -antes de la asunción de Milei-, el nivel general se encuentra 3,4% por encima. Dentro de ese total, los sectores “ganadores” -agro, minería y energía- operan 11% por encima de los niveles de noviembre de 2023, mientras que los “perdedores” -construcción, industria y comercio- se ubican 6% por debajo. Esta divergencia también se refleja en el plano territorial: el Producto Bruto Geográfico (PBG) de la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, se ubica apenas 1% por encima del nivel previo al cambio de gobierno, y en el conurbano probablemente por debajo, dada la alta concentración de sectores rezagados, de acuerdo con el informe de Invecq.

4. Los ingresos

Por el lado de los ingresos, también se estancó la recuperación que se dio en el segundo semestre de 2024. El salario real del sector privado registrado se ubicó en julio 2% por debajo del de diciembre de 2024 y el ingreso disponible (descontando los gastos fijos que aumentaron tras la corrección tarifaria), cayó 4,2% con respecto a ese mes. El mercado laboral, además, no compensa por cantidades: el empleo privado registrado se ubicó en julio 0,2% por debajo del nivel de diciembre de 2024. Entre noviembre de 2023 y agosto de este año, el salario público es el que más poder adquisitivo perdió, un 14%. Lo siguen los jubilados que cobran la mínima, que perdieron un 5%. Luego, los trabajadores privados formales, que mantuvieron su poder adquisitivo y, por último, los jubilados que cobran sólo el haber, que lograron una recuperación real del 10%, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Al analizar los ingresos reales en relación a 2017, cuando se registraron los valores máximos de los últimos nueve años, los jubilados que cobran el haber, registran una pérdida real del 41% respecto al ingreso real promedio de 2017. Es decir que se requeriría un aumento del 70% para volver a esos niveles, indica el reporte. Por su parte, los jubilados que cobran el haber más el bono, tienen una pérdida real del 23%, haciendo falta un aumento del 30% para recuperar aquel poder adquisitivo. Dada la movilidad vigente, la única manera que mejore el poder adquisitivo de los jubilados que cobran haber es con una inflación mensual descendente, pero no a niveles de 2017, acota. Los asalariados privados formales tienen una pérdida de poder adquisitivo del 20% respecto al promedio de 2017. La recuperación implica un aumento real del 25%. Por último, los asalariados públicos, que están perdiendo un 14% de poder adquisitivo respecto de noviembre de 2023, registran una pérdida real del 33% respecto de 2017. El aumento real necesario para alcanzar un nivel como el de este último año es del 50%.

5. El peso de la moneda

A lo largo de este año, el peso exhibió la caída más profunda frente al dólar en todo el planeta, de acuerdo con un informe de Bloomberg para un universo de 145 monedas. El retroceso acumulado, del 30,59% frente a la divisa estadounidense, superó los registros de monedas en situaciones económicas críticas y comenzó a configurar un escenario singular dentro del panorama internacional. Cerca de Argentina, en el ranking de monedas con peores desempeños de 2025, aparecen la lira turca, que cayó 15,71%, el birr etíope, con una baja del 15,2%, y el dinar libio, con un retroceso del 9,57%. La lista incluye al dólar surinamés, al peso dominicano y al tugrik mongol como parte de las monedas emergentes más afectadas, aunque ninguna igualó el ritmo de desvalorización del peso argentino. En el informe de Bloomberg, sólo 25 monedas muestran una apreciación frente al dólar para el mismo lapso de tiempo. El clima de los mercados financieros en el país resultó especialmente inestable durante los últimos meses. Referentes del sector atribuyeron la dinámica a las presiones propias de un año electoral y a las apuestas asociadas a cambios en la orientación política y económica. Este diagnóstico toma cuerpo en los informes de bancos de inversión, que pusieron el foco en el comportamiento de los activos argentinos, luego de varios eventos determinantes para el sistema de precios.

6. El escenario

La habitual volatilidad electoral que transita el mercado local en cada una de las elecciones tuvo en esta oportunidad dos claros factores amplificadores por su excepcionalidad (para una Argentina ya de por si excepcional): un Gobierno en minoría y refractario a tender puentes con fuerzas potencialmente aliadas en la búsqueda por constituir músculo político propio; y la intervención de Estados Unidos en el sostenimiento del esquema económico a poco de unas elecciones sobredimensionadas por el propio Gobierno. Según Ecolatina, el saldo preelectoral es claro: tipo de cambio al alza, mercado dolarizado y volatilidad de tasas de interés, pronosticando una actividad como mínimo estancada en la puerta electoral. Cabe destacar que la volatilidad de tasas se apaciguó tras la liquidación de la subasta del Tesoro el 17 de este mes, tal como ocurrió a mediados de agosto. En cualquier caso, algo que quedó claro por los eventos recientes es que siempre hay pesos para ir al dólar cuando se desanclan las expectativas. En este sentido, más allá de que la fuerte dolarización de carteras llevó al M3 privado, esta medida no fue suficiente para despejar una nueva ronda “dolarizadora” de los depósitos en pesos de los individuos, acota. Justamente, esto no es posible porque están sujetas a dos variables que interactúan entre sí: resultado electoral y la continuidad del esquema cambiario. Naturalmente, esto lleva a la pregunta recurrente acerca de qué pasará después de las elecciones, advierte la consultora. La cuestión es clara ante escenarios binarios: podrán potencialmente disiparse las dudas respecto del esquema cambiario (al menos en lo inmediato) en el marco de un respaldo con Estados Unidos ahora visto de forma más incondicional. Por el contrario, en el otro escenario, las presiones cambiarias podrían seguir y profundizar las dudas respecto al sostenimiento de las bandas cambiarias. En este aspecto, la incógnita será si el Gobierno priorizará las Reservas del Banco Central por sobre el sostenimiento del Tipo de Cambio, lo que podría derivar en un “overshooting” del dólar y un mayor costo financiero para el Tesoro.

7. ¿Qué está en juego en el mercado?

El microclima financiero de Argentina llega a una elección de medio término con mucho nerviosismo y cubriéndose de lo peor. De todas formas, se entiende la ansiedad, plantea GMA Capital. Es que a partir de la semana que se inicia se juega otro partido, y el resultado de las elecciones de hoy tendrá cierta incidencia en el nuevo camino a recorrer. “Lo cierto es que el mercado descuenta modificaciones el esquema cambiario y monetario. Esta afirmación está basada en lo que dicen las curvas: el tipo de cambio breakeven a diciembre con Lecap se encuentra cercano a los $ 1.600, mientras que aquel a mediados de febrero supera los $ 1.700. Estos son los valores que dejan la estrategia de carry trade neutra. Y como están por encima del techo proyectado de la banda, implicaría que los bonistas esperan calibraciones en el montaje cambiario”, puntualiza. Más allá del nivel que el dólar exploraría poselecciones, el despeje de la incertidumbre alrededor de este tema permitiría una reducción en el costo financiero argentino, algo que el mercado ya descuenta. La tasa real implícita promedio de hoy a junio de 2026 es de 4,8%. Esta métrica fue bajando a medida que el tipo de cambio tomaba vuelo.

8. El día después de la volatilidad

Con la finalización de la volatilidad electoral, que obligó al Gobierno a vender dólares para contener la cotización y a apelar a Estados Unidos para garantizar un apoyo financiero y llevar calma a los mercados, el equipo que lidera Luis Caputo iniciará mañana una nueva etapa en el plan económico que tiene como principal desafío, aunque no el único, la acumulación de reservas en el Banco Central. El ministro de Economía focalizó en las últimas jornadas previas a las legislativas en dar señales de que no se modificará ni el rumbo ni la política elegida -y acordada con el FMI- en materia cambiaria y fiscal. En ese sentido, la expectativa oficial pasa porque desde el lunes se produzca lo inverso de las últimas semanas: que la demanda de dólares afloje y se transforme en oferta ante la necesidad de pesos que comenzarán a requerir las empresas y particulares para afrontar sus gastos. Además, se espera profundizar las negociaciones con EEUU por el apoyo financiero para que oficie de un “puente” hacia la próxima etapa y 2026, según TN.com. Hasta enero, la Argentina tiene que cumplir compromisos con los acreedores por unos U$S 6.000 millones. El Gobierno debe pagar U$S 850 millones al FMI en noviembre. A eso, según datos de la consultora Outlier, se suman U$S 1.000 millones del Bopreal serie 3 (el bono que se le había dado a los exportadores con deudas comerciales pendientes) el mes próximo y los vencimientos de bonos por U$S 4.300 millones el 9 de enero de 2026. Tantol ministro de Economía, Luis Caputo, como el presidente Javier Milei adelantaron que uno de los usos del swap firmado con los Estados Unidos puede ser el pago a los bonistas, si la Argentina sigue sin poder acceder al financiamiento de los mercados internacionales.

9. ¿El árbol o el bosque?

Los resultados del domingo serán un termómetro del apoyo ciudadano a esta gestión, indica GMA Capital. Tienen carácter de plebiscito, pero no tienen la capacidad de determinar cambios drásticos en el rumbo económico, algo que se definirá en 2027. Nada podrá cambiar esa realidad. El Gobierno apunta a alcanzar un tercio de legisladores propio en Diputados para blindarse de escenarios adversos como vetos y hasta juicios políticos. En el Senado el terreno es más árido, por lo que una cosecha de un cuarto de bancas es el objetivo. “Aspiracionalmente parece que sabe a poco. Contrasta con la voluntad reformista que se esperaba para la segunda mitad del mandato. Por eso, es una oportunidad para buscar consensos y acuerdos hacia el centro, una geografía poco explorada por los libertarios. No será gratuito, por lo que algunas décimas de superávit fiscal podrían ser sacrificadas para negociar con los gobernadores”, analiza en su reporte. Nada que “el arte de lo posible” de la política no pueda solucionar. Pero una vez removido el “árbol” de las elecciones, el “bosque” de 2026 luce promisorio. El equilibrio fiscal no está en discusión. Se espera que el déficit de cuenta corriente sea moderado en un contexto sin sequía, renacer energético y avance del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI). También está latente el apoyo de EEUU y el viento del mundo es de cola en términos de tasas de interés y precios de commodities. Al mismo tiempo, los precios relativos fueron en gran medida corregidos desde diciembre de 2023 sin comprometer el proceso de desinflación. Y en términos de incertidumbre, 2026 no tendrá una instancia electoral.

10. El escenario                    

La economía que más impacta al votante llega bien en materia inflacionaria y social, especialmente considerando la herencia recibida y destacándose el “pass-through” más bajo de los últimos episodios de tensión cambiaria: una depreciación del 31% entre abril y septiembre derivó en apenas 10% de inflación en bienes, observa Invecq. Sin embargo, la economía real llega buscando el aire que pueda ofrecer una recalibración del esquema cambiario luego de las elecciones y las reformas estructurales que se deberán encarar en la segunda parte del mandato, finaliza la consultora.